Recomiendo la lectura de esta entrada publicada en el Blog de Ana Garralón, donde expresa una crítica constructiva hacia los bibliotecarios infantiles. Argumenta que las bibliotecas dedicadas a los niños no deben ser bonitas colecciones muy bien organizadas, proponiendo, a su vez, recetas de fácil aplicación, tales como, que los niños elijan; presten libros y no páginas; leer en voz alta no sólo cuentos, sino también libros informativos; mantener la colección viva y actual -lo que no implica expurgar todo libro viejo-; cambiar el chip de clasificar los libros en ficción y no ficción; transmitir con entusiasmo nuestro interés por la lectura y publicitar nuestras actividades entre padres, profesores, y en general, en el entorno de la Biblioteca.
sábado, 26 de noviembre de 2011
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