Junto a libros originales que han conmocionado el mercado y que han sido calificados de posmodernos (Los misterios del Señor Burdick, El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos), de EE.UU., también proviene la producción de una literatura mediocre, políticamente correcta, y en cierta medida censora. Aunque también hay que decir, que durante la segunda mitad del siglo XX el tratamiento del tema de la inmigración le dió cierto esplendor, pero hoy ha derivado hacia un asepticimso de poca calidad literaria cargada de estereotipos y con una pretensión de libro de autoayuda. Por último, Gustavo Puerta, nos advierte de que no hay que olvidar el papel, tan decisivo como negativo, que tuvieron los bibliotecarios en el establecimiento de la tiranía de la corrección política en la oferta de los libros para niños.
De la nónima de escritores estadounidenses que practican la LIJ, se habla de manera más pormenorizada de: L. Frank Baum, Rube Goldberg, Harper Lee, Jim Flora, Peter Sís y de la premio Nobel, Toni Morrison.
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